El segmento cervicodorsal es el conjunto de los segmentos cervical y dorsal. Son relevantes en la alineación corporal de la cabeza sobre el tronco y de la caja torácica sobre la pelvis. A nivel postural, la estabilidad del cinturón escapular influye sobre estos dos segmentos debido a la posición del hombro, o la colocación de la cabeza del húmero en la articulación glenohumeral, y de forma muy relacionada la posición de las escápulas.
La zona cervical es la que más movilidad permite a la columna vertebral, debido a los sentidos situados en la cabeza, vista y oído. La estructura de sus dos primeras vértebras (atlas y axis) le otorgan grandes amplitudes articulares.
Aun así es una zona vulnerable que se ve afectada por ejemplo por las malas posturas, el sedentarismo, los malos hábitos (por ejemplo la forma que tenemos de consultar el móvil, acción que se repite muchas veces a lo largo del día) y las emociones.
El trabajo recurrente delante del ordenador tiende a anteriorizar la cabeza respecto al tronco y provoca los debidos desequilibrios musculares. En la práctica del método Pilates, el segmento cervical se trabaja a través de la proyección de la coronilla e indirectamente en la depresión de las escápulas. Todo ello ayuda a recolocar poco a poco la cabeza encima de la caja torácica.
La zona torácica no dispone de tanta movilidad como la de la zona cervical. Eso se debe en gran parte a la articulación con las 12 pares de costillas en las vértebras dorsales. Según su biomecánica es conveniente movilizarla acordando con la respiración.
La extensión se coordina mejor con la inspiración y la flexión de columna con la exhalación. Como los demás segmentos de la columna, la zona dorsal mejora con la elongación axial y el fortalecimiento de su musculatura. No podemos hablar de zona dorsal sin relacionarla con las escápulas. Aunque estás no tienen articulación directa con la caja torácica, influyen considerablemente sobre su alineación debido a su compromiso con el cinturón escapular.
El método Pilates ayuda a trabajar la correcta posición de las escápulas a través de la conexión del segundo power house. Es relevante que esta conexión busque un trabajo de aducción y depresión de las escápulas de forma controlada para evitar caer en un patrón de extensión desde la charnela toracolumbar.
Para equilibrar las fuerzas musculares que actúan alrededor de la caja torácica, es conveniente que la conexión de las escápulas siempre vaya acompañada con el cierre de las costillas anteriores o con la conexión del centro mantenida en fase inspiratoria.
Este cierre, más presente en fase de exhalación, permite el descenso de las costillas y del esternón hacia la zona abdominal mientras que la conexión de las escápulas permite mantener el hombro en buena posición y evita así su antepulsión.
Con nuestros alumnos, deberíamos de actuar con un enfoque hacia la propiocepción del segmento cervicodorsal a través de movimientos sencillos de escápulas y columna, una respiración en adecuación a los movimientos y este permanente trabajo de elongación axial de la columna vertebral.
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